domingo, 21 de abril de 2013

[Tiempo de libros] Guisantes más, guisantes menos


Es difícil describir con palabras cómo te hacen sentir ciertas cosas... Así que en cierto modo, esta entrada será un reto, el reto de conseguir que comprendáis cómo se siente uno al leer este libro, el mundo que encierra y que te encierra mientras buceas por sus páginas...



El librejo en sí no parece gran cosa a primera vista, es muy chiquitillo y delicado en apariencia, pero cuando empiezas a leer compruebas que lo que no abulta físicamente lo ocupa en tu cabeza. Una historia sencilla, de perdedores como dice el autor, con la que es imposible no sentirse identificado en algún momento, pues todos hemos sido perdedores alguna vez en nuestra vida. Hemos vivido, hemos soñado, hemos sentido, y hemos deseado que las cosas pudieran ser de otro modo. Y ha tenido que ser un escritor novel, el abulense Rubén Negro Torres, el que viniera a enseñarnos que esas historias del día a día también son especiales y válidas para quedar plasmadas en un libro.

Una primera lectura te desvela todo un mundo dentro del autor, esa manera especial de expresar las cosas con un lenguaje poco habitual, tirando de palabros poco usados hoy en día, pero que dan a nuestro querido castellano parte de su belleza. 

Una segunda lectura le da toda su magia al relato, al menos en mi caso. Vale, lo reconozco, puede que conocer gran parte de los lugares donde sucede la historia tenga algo que ver, y más aún habiéndolos compartido con el autor para pasar la niñez, crecer y convertirlos en testigos de mil momentos. Y ya si a esa relectura le añadimos que sea en el mismo trayecto de tren en el que el autor fue escribiendo el libro y al mismo tiempo que se escucha la canción asociada a cada capítulo... Hay que sentirlo para saber lo que es eso.

Después de esto sólo me queda dar las gracias al señor Rubén, por ser un grande sin saberlo ni intentarlo siquiera. Porque con estas 79 páginas llenas de letras formando imágenes he reído, he llorado, he sentido, he soñado... Modo melancolía on y pa'lante.

Para finalizar, no puedo hacer otra cosa que recomendar esta joyita, y compartir una frase que oí hace poco:


Ese libro es mágico!
-Todos lo son


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