Primeras notas: piel de gallina, lágrimas que se escapan furtivas...
Cuando un concierto empieza así, sabes que va a ser algo increíble. Y en este caso, la primera impresión no sólo fue correcta, sino que se quedó corta.
Cierto es que yo iba predispuesta a disfrutarlo más que nadie, pero nunca hubiera podido imaginar que realmente iba a ser tan estupendo.
La verdad, todo lo que pueda decir será poco, porque lo que yo viví en ese teatro no puede describirse con palabras. Demasiadas emociones, demasiados sentimientos agrupados en poco tiempo y espacio...
Lo mejor que podría decir, creo que es que vi y sentí la música...
Con cada nota una nueva sensación dentro de mí, energía fluyendo...
Sentí muchas cosas, muchísimas, pero no sabría ponerle nombre a ninguna de ellas... Sólo sé decir que era magia... Aquellos hombres dejándose llevar y guiar por la música crearon magia, de la de verdad, auténtica magia...
Desde ese momento he vuelto a creer en la magia, como una niña pequeña.
Ni aún cuando acabó desperté de mi ensueño, volví a casa como ausente, flotando en mi pequeña ensoñación, que no quería que acabase.
Ahora, cada vez que oigo una de esas canciones vuelvo a la sala del teatro, veo a los 5 instrumentistas, en especial a ese gran violinista como es Ara Malikian, tocando, bailando, creando magia...
Porque aún sigo como en un sueño...
Con los ojos cerrados...