Es una frase que si te paras un momento da que pensar, ¿verdad? Y es que en el mundo de hoy en día esas cosas suelen pasar desapercibidas, todo tan superficial, tan físico...
Lo peor no es eso, es que además de que las personas pasamos a ser un simple cuerpo, nos machacan con estereotipos y modelos, haciéndonos creer que todos tenemos que ser iguales, tener un cuerpo escultural, una talla de ropa y hasta un mismo estilo, vamos, que dentro de poco nos van a decir hasta cómo tenemos que respirar.
Y esta presión afecta sobre todo a las mujeres, sí señores, no os deis por ofendidos ni nada parecido, pero es a nosotras a las que más nos marcan con todas esas cosas, sólo hay que mirar películas, series de televisión o anuncios para ver los cuerpecitos de todas las chicas (aunque siempre está la excepción que confirma la regla, pero se queda en eso, en una excepción). O más cerca aún, probad a entrar en las tiendas de ropa de chica joven (porque la gente joven siempre es más maleable) y buscad algo de una talla 44 o superior, incluso en algunas tiendas seguro que ni siquiera encontrais una 42... Es así de triste, pero totalmente cierto.
Algo que me ha chocado mucho y que llevo dándole vueltas últimamente (el 2º empuje para escribir esta entrada, después de la frase inicial), es que una de las mujeres más bonitas del siglo XX usaba una talla 44. Sí, un icono de belleza y sensualidad como fue Marilyn Monroe hoy sería considerada gorda por los cánones de belleza... Así está el mundo...
Pero bueno, en contraste siempre hay quien nos recuerda que somos perfectas, sin necesidad de encajarnos en ningún canon, ya sea recordándoselo a una sola mujer o a todas de golpe, como la canción que he escogido para ello (chicos, no os excluyo, a vosotros se encarga de recordároslo la mujer que tengáis al lado =) ).
Y con eso finalizo mis desvaríos por hoy =)
Espero que la entrada os haya gustado o que al menos hayáis disfrutado de la música.
Un beso para tod@s y hasta la próxima!