Hola hola!!!
Hoy voy a inaugurar una nueva sección en Shared Lives. He decidido llamarla "Y la música sigue sonando" y, como su propio nombre indica, tratará de música xD
Como entrada de inauguración, hablaré del fantástico concierto que Andrés Suárez dio en Valladolid el pasado viernes 7 de febrero. Sí, ya sé que me ha costado casi una semana escribir la entrada, pero hay cosas que se viven de forma que lleva su tiempo digerirlas, y esta es una de ellas. Después de una semana, aún sigo sin creerme del todo lo que vivimos esa noche...
Lo primero, si alguien aún no conoce al cantautor gallego, que busque su música ahora mismo y se ponga a escuchar esas canciones que consiguen tocar el alma. ¡YA! Bueno, vale, pondré alguna muestra de su música...
Para que os hagáis una idea del éxito que está cosechando Andrés Suárez, hubo gente que empezó a hacer cola a las 6 de la tarde, a pesar del frío helador y la lluvia pucelana, cuando la apertura de puertas era a las 9. Ahí empezó la locura.
Desde las 9, la sala se fue llenando poco a poco y con un público de todas las edades, una sala "como un garaje pero 10 veces más grande", en palabras del propio cantante. Y eso contando que hace pocos años daba conciertos para 6 personas. Ahí se puede ver la calidad de la música =)
Parece que le impresionó ver a tanta gente esperándole, pues se hizo de rogar para salir al escenario. Pero una vez que salió, desde la primera nota embelesó a un público al que ya tenía conquistado desde antes de poner un pie en el escenario. Una canción tras otra cantó con el acompañamiento de todos los que estábamos allí presentes. Y entre canción y canción, no podían faltar anécdotas y explicaciones: nos habló de su vida, de su madre y de todo lo que se le ocurrió.
Pero el momento cumbre del concierto llegó con la fantástica "Tengo 26", en la que el público dejó de cantar para escucharla en su voz en directo, y con la que tanteó el terreno para ver el silencio que se podía conseguir. Tras ella, vino "Rosa y Manuel", con la que consiguió el silencio más absoluto y muchas lágrimas.
Después, el concierto prosiguió con normalidad, pues ni con esas consiguió enfriar los ánimos de los allí presentes. Y una vez finalizada la actuación, Andrés Suárez demostró lo que vale como persona al no dejar a nadie sin foto y autógrafo. A pesar de que cerraron la sala y la firma tuvo que ser en la calle (con el frío nocturno y la lluvia persistente), habló con todos los que nos acercamos, así que todos nos fuimos con buen sabor de boca.
Y tras todo esto sólo me queda decir... ¡Vuelve pronto, Andrés!